He
vuelto aquí y me trae hasta este plano lo mismo que tiró de mí la primera vez, la
sociedad ha vuelto a llevarme al punto de ebullición. Evidentemente mi opinión
es una más y aquel que no la quiera puede dejar de leer desde este mismo instante. Bien,
hace unos días desperté con la noticia de que una obra, magistral por cierto,
de John William Waterhouse había sido retirada del museo británico en el que se
encontraba (Manchester Art Gallery) para abrir, según palabras de la conservadora y responsable de dicho
acto, un debate acerca del tratamiento del cuerpo femenino y la propia mujer en
el arte. Estoy hablando de Hilas y las ninfas, una obra de corte prerrafaelista
en la que aparecen jóvenes mujeres desnudas. Al parecer esta iniciativa se
inscribe en la corriente internacional que han llamado #MeToo y que, según he
podido leer (ya que Internet es un pozo de desechos del que cuesta sacar algo
en claro) pretende denunciar la violencia, discriminación y acoso hacia a la
mujer, a muy grandes rasgos.
He de decir como confesión personal que desde muy pequeña
he admirado la obra de Waterhouse y que siempre fue mi sueño por cumplir a
pesar de su imposibilidad ser una modelo del artista británico ya que amaba su
concepto de belleza y su sensibilidad artística. Imaginen mi sorpresa al
descubrir muchos años después de superada mi tierna infancia que siempre había
soñado con ser un objeto para el disfrute masculino.
Llegados
a este punto y por si alguien no es consciente me hallo aporreando el teclado
del ordenador porque sin duda esto me molesta mucho. No pretendo hablar de
feminismo o no, de machismo o no, de concienciación con las víctimas de la
discriminación o el maltrato, sé que está muy de moda así que muchos lo harán
por mí. Lo que vengo a decir aquí es que dejen el arte en paz, simple y
llanamente. Ya lo hicieron con la lingüística señores y señoras, aunque me
prometí a mí misma que no entraría al trapo/trapa. Esta sociedad en la que
vivimos necesita menos juegos de guardería y más conciencia, más inteligencia
porque el mal más extendido es, desgraciadamente, la ignorancia. Y sí, esa
iniciativa suya de los papelitos con opiniones donde debería estar la obra de
arte me parece un juego de colegio, el opio con el que se distraen los sentidos
del visitante. Por favor, ya es bastante difícil hacer que hoy en día la gente
visite los museos, y una vez que lo hacen ¿es necesario llenarlos también de
infantilismo?
Soy
mujer y no he muerto en el intento, sé que muchas lo han hecho y sé también que
esto es culpa, en una gran parte de la herencia machista que tiñe nuestra
sociedad, pero de ahí a que debamos trasladar esa herencia al plano casi
enfermizo de la damnatio memoriae… La historia y el arte son herramientas que tenemos
para aprender de ellas pero con ellas, su ausencia no es la solución. He de
decir que jamás me he sentido atacada o cosificada por el arte del pasado,
¿saben por qué? Hay una razón muy simple y es la clave de todo este asunto:
conservo, a diferencia de la mayor parte del mundo de hoy, la capacidad de
contextualizar. La sociedad ha perdido este poder y por ello se encuentra
nadando en una enorme nebulosa que pretende tomar los objetos, las expresiones,
el arte o la literatura que tienen su origen en otros tiempos para llevarlas a
la actualidad sin pasar ningún tipo de tamiz en lugar de observarla, superarla
y actuar en consecuencia.
Es
además muy doloroso como, al azar o a saber por qué, toman ustedes la decisión
de retirar una obra de Waterhouse como si entre todos los “supuestos culpables”
debiera ser el primero por algo. Por supuesto, alguno tenía que ser la primera bruja
de la caza pero con esto solo están logrando que alguien se pregunte por qué
Waterhouse y no otro, están ensuciando la memoria de una de las grandes figuras
de la Historia del Arte y desgraciadamente son pocas las personas en el mundo
en que nos ha tocado vivir que vayan a detenerse a saber un poco más sobre la
razón de la obra, el pensamiento del momento o el mismo artista. Sabrán además
que la temática de la obra hace referencia a un pasaje de la historia de los
Argonautas, hablamos de mitología griega, que a su vuelta tras haber logrado el
vellocino de oro paran en una isla a buscar agua. Hilas, el protagonista de la
obra (que por cierto era considerado uno de los hombres más bellos del momento
y era por eso el amante de Hércules; tan solo menciono esto para que vayamos
siendo conscientes de la diferencia entre el pensamiento de la Antigua Grecia y
el nuestro actual) se adentra en el lugar a buscar agua pero unas ninfas lo
atraen con su peligrosa fatalidad femenina y lo ahogan. Así que ya que estamos
y ahora que sabemos que el pecado original de esta obra es de los griegos
podemos organizar una quema de libros de la época o retirarlos de las
bibliotecas para que todos pongamos papeles con nuestra opinión, ¿ridículo
verdad?
Por
último quiero decir que si yo, persona relacionada con el mundo del arte y
frecuente visitante de museos, llegase a este templo de la cultura y encontrase
en lugar de la obra que he venido a ver como parte de una formación cultural
que considero imprescindible una nota como la que, según parece, ustedes han
puesto o van a poner, me sentiría como mínimo estafada. Podemos y debemos
debatir este asunto pero que eso no nos prive de la contemplación del arte para
poder juzgar si queremos seguir por el camino que nos muestra, al fin y al cabo
es un reflejo de mentalidades pasadas, o si queremos dar un paso al frente y
construir una realidad más justa fuera del museo.
A modo de epílogo no quiero olvidarme tampoco de
mencionar la que, a mis ojos, es la auténtica razón para este tipo de
prácticas. Sí, estoy hablando de atraer la atención, de ser mediático y de
levantar ampollas porque desgraciadamente todo se resume en eso y desprestigia,
si pensamos un momento, a los que luchan por algo desinteresadamente (si es que los
hay) y al arte en este caso. Asimismo siento que los medios aprovechan este
tipo de empujones mediáticos para lucrarse con titulares sensacionalistas y
colocando en letras muy grandes y en negrita “censura”. Esto es así, el huevo
se ha roto y todos quieren mojar en la yema.
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